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Cueva de la Carigüela

6 de noviembre de 2017

La cueva de la Carigüela se localiza a unos 600 m. hacia el S-SE del pueblo de Píñar, en la granadina comarca de los Montes Orientales.

Desde hace décadas que  se está excavando este yacimiento, en el que se ha encontrado mucha industria lítica perteneciente a la industria Musteriense, típica de los Homo neandertalensis. Además, corrobora que los hallazgos pertenecen a esta fase, los restos fósiles que se han encontrado recientemente, como un frontal de un niño de 6 años, dos fragmentos parietales adultos, una mandíbula de adulto un fragmento de parietal y una tibia. Dicha ocupación se deduce que es estacional, ya que en los espacios de tiempo que no está utilizado por homínidos, es utilizado como cubil por hienas, lobos y leopardos, añadiendo los fragmentos de sus presas a los incontables huesos abandonados por los neandertales.

Este yacimiento tiene la peculiaridad de conservar toda una serie de niveles individualizados, que cubren desde los 150.000 años hasta los 30.000, se trata de la secuencia más larga de esta época encontrada en nuestra península y una de las más detalladas que se conocen. Hoy por hoy todavía no se han estudiado todos los niveles, quedan varios metros intactos y sin embargo su extraordinaria riqueza, tanto en restos arqueológicos como antropológicos y paleontológicos, hacen de la Carigúela hoy en día el referente imprescindible de todo el sur de la Península a la hora de establecer secuencias culturales, faunísticas y paleoambientales a lo largo del último ciclo Interglacial-Glacial-Interglacial. En el futuro esta secuencia abarcará probablemente un lapso cronológico mucho más dilatado, pudiendo esclarecer la sucesión de los neandertales por los hombres modernos, ya que Carigúela es prácticamente el único yacimiento europeo en el que existen restos fósiles tanto de neandertales como de sus sucesores y es por lo tanto el lugar idóneo para estudiar si hubo o no un posible intercambio genético entre ambas poblaciones del Pleistoceno final.

Este yacimiento es de los que cuenta con parte de los últimos neandertales, de hace 30.000 años, cuando ya empezaban a existir poblaciones del hombre moderno en la Península, como se deduce de yacimientos cántabros y catalanes cercanos a los 40.000 años de antigüedad, con las primeras industrias del Paleolítico Superior (de tipo Auriñaciense), que, aunque sin restos humanos asociados en estos yacimientos, se presupone que es obra ya de los primeros hombres modernos (generalmente conocidos como cromañones).

En poco tiempo, la Península Ibérica se ha convertido en un sitio clave para investigar la transición entre el Paleolítico Medio y el Superior, puesto que ambos contextos culturales han debido coexistir durante milenios en nuestro suelo, previsiblemente desarrollados por tipos humanos distintos, aunque separados geográficamente. Incluso se empieza a pensar que han podido llegar a convivir juntos, intercambiándose modelos culturales, y bien por imitación o por influencia de sus vecinos auriñacienses, serían capaces de desarrollar una tecnología de tipo Paleolítico superior, y por ello ya no existe una correspondencia efectiva entre tipos humanos y contextos culturales

Es importante destacar que por ser el sur de la Península Ibérica el último refugio de los neandertales ante el avance de los hombres anatómicamente modernos, es  lógico pensar que éstos no vienen desde África a través del estrecho de Gibraltar, como pretenden asegurar algunos autores, sino por vía asiática desde el Próximo Oriente.

CONTEXTO HISTÓRICO

Con unas características más toscas, más robustas que sus antecesores, con un occipital prominente (moño), característico, que les distingue de todos los demás grupos, aparece el nuevo grupo de homínidos, los Homo neandertalensis. Su nombre deriva del valle de Neader, cerca de Düsseldorf (Alemania), donde se encontró el primer fósil.

En Europa se encuentran restos en  Ehringsdorf en Alemania, Pontnewydd en Reino Unido, Lazaret, La Ferrassie, la Quina y la Chapelle-aux-Saints en Francia, Kaprina en Croacia, etc,…

En la Península Ibérica han aparecido restos en la cueva de El Sidrón en Asturias, en Pinilla del Valle (Madrid),  Bolomor (Valencia), Lezetxiki (Guipúzcoa), Tossal de la Font (Castellón), Valdeboga (Burgos), Cova Negra de Xàtiva (Valencia), la Cueva de Gorham (Gibraltar) y La Carigúela (Granada) entre otros.

Estos Neandertales poblaron Europa entre los 250.000 años Pleistoceno medio y los 30.000 años Pleistoceno  superior, llegando a colonizar incluso Asia Central y Oriente Medio, desplazando a los “preneandertales” (Homo heidelbergensis).

Tienen una cultura más sofisticada, una industria lítica más elaborada que sus antecesores, se conoce como Musteriense y la técnica de Levallois mejorando el aprovechamiento de la piedra y del esfuerzo. Ya no sólo fabrican hachas, sino tajadores, martillos, raederas, cuchillos, buriles y perforadores, etc…, utilizaban el fuego y enterraban a sus muertos, lo que ha hecho que se conserven mejor los restos de esta especie. Todos estos aspectos, hacen pensar que las relaciones entre los individuos, eran más complejas, existiendo una forma de comunicación más compleja.

Hace 100.000 años, el éxito, hasta el momento, de esta especie, va a sufrir la última glaciación (Würm), es decir el enfriamiento y por tanto la aridez de los paisajes y cambios en las condiciones de la Tierra, que les  llevará lentamente  a las puertas de la extinción. Esta extinción constituye uno de los grandes enigmas de la Antropología. ¿Por la falta de adaptación?. Para unos autores ese fue uno de los motivos, además de ser absorbidos y anulados en tan sólo 10.000 años por un  nuevo grupo recién llegado de África, o Asia y que coincidieron con ellos en Europa, los Cromañones (por ser de Cro-Magnon, en la Dordoña francesa, el primero de estos fósiles que se identificó) o Homo sapiens sapiens, paso más evolucionado de aquellos sapiens que se expandieron.

Durante esos 10.000 años de convivencia con los Neandertales, tuvieron que competir por los mismos recursos, pues ambos grupos eran muy similares y sus necesidades eran las mismas. Saldrían beneficiados los humanos modernos por algún carácter que le diera mayor ventaja para sobrevivirles, aunque no se sabe cual. Investigaciones recientes hacen pensar que ambas especies tuvieron tiempo suficiente como para cruzarse y compartir información genética entre ellos y aportar a los “sapiens” una mayor resistencia a las infecciones. Y algo más, nosotros, los humanos actuales, podríamos decir que nos corre sangre neandertal por las venas.

Esta nueva especie desarrolla una nueva tecnología, la «Cultura Auriñaciense» (45.000 años), que se caracteriza por el uso de un percutor en la fabricación de los útiles, que los hacía más finos y elaborados, y que va a permitir, junto con su estructura social mejor organizada, una mayor capacidad de adaptación. Fabricará muchos más útiles y le dará a cada uno un uso específico, dominando así cada vez más el medio en el que se desarrolla. La fabricación de la aguja les permite fabricar vestimentas de pieles, con las que pueden hacer frente a las épocas invernales y a las frías tierras rusas, «Cultura Solutrense» (20.000 años). No sólo utilizan el fuego, sino que lo dominan, lo que les hará mucho más poderosos frente a los depredadores e intrusos, más eficaces para la caza y más aptos para enfrentarse a los cambios climáticos.

Los símbolos, mitos, historias y tradiciones colectivas que formaban parte de su comunidad, son la novedad de este grupo de humanos, que trascenderá a lo puramente biológico y les hará más fuertes y unidos. Entran en una nueva dimensión social. El desarrollo de los vínculos culturales, les hace tener una mente y por tanto un tipo de vida muy distinto a sus coetáneos Neandertales. En esta evolución de nuestros antepasados surge además una tendencia a almacenar alimentos en el campamento con vistas a asegurar el futuro de la comunidad. Podemos suponer este tipo de actitudes también en poblaciones de Neanderthales, hace tan sólo unos 50.000 años (Paleolítico Superior)

Last modified: 5 de marzo de 2021

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